“Fue
increíble. No me lo podía imaginar…Por la noche me miraba los labios en el
espejo y me parecía que tenían otro color”.
(Niña de 11 años)
Por los ojos de la noche
el eco de unos cascabeles
vibra sobre el brocal de la boca.
vibra sobre el brocal de la boca.
Los dedos, aún juguetones,
se deslizan inquietos
por el brillo rojo de los labios,
palpan el primer sello de otra piel.
Se confundió la tarde
con su disparo de foto única.
Un temblor prende fuego en cada poro
y el hueco del ombligo se estremece.
y el hueco del ombligo se estremece.
Su fiel espejo abre la escena:
labios
en un nudo,
sobre telar de chicle
y una lazada solo.
y una lazada solo.
El pudor, sin querer,
huyó a esconderse en un bolsillo.