De cuando el poeta Juan Carlos Mestre se pilló la mano con una silla un día de Paz y concierto.
Un volcán ardía
y asomaba su
ojo enrojecido.
Recojo tu dolor.
Sobre el
cartón del vaso fue tan fácil...
desbordar hielo y
atraparlo.
En calma
tu calma subió a los ojos,
un verso
alcanzó mi aire.
“Pongo la
mano en el hielo por ti”.
Redondeó
las aristas del frío
se puso a
doler cálida:
Despierta los dedos y olvida.
Entra pluma,
pincel…
varita
mágica del cuaderno.
El
prestidigitador de palabras
mueve línea,
forma y colores.
Qué difícil fue
descubrir el truco,
cuando un dibujo
de pájaro enorme,
a un vuelo de
manga,
mudaba a rostro
de mujer risueña.
Y no quiso saber que duele,
tu mano abrió reina de corazones.
Concierto de Paco Damas en el CC La Vaguada
el 23/01/2014.
el 23/01/2014.
Precioso, Ana!
ResponderEliminarLos versos nacen en cualquier parte, en cualquier lugar. Y, a veces, pasan inadvertidos. :)