7 oct 2017

ADOPCIÓN

     
                   
“No me hacen caso. Me insultan. Yo quiero ser blanca. No me gusta mi piel. Nadie me quiere así”. (Niña 14 años)


Un revés  en el despuntar de su estrella
trastocó en opcional el destino.
Fue india de cuna hacinada
sobrevivió en el lar de los abandonos:
sin la caricia que besa,
sin el arrullo que templa el abrazo,
sin la paz sosegada del pezón.

Padres dispuestos a acuñar su estirpe
en el nido que teje el lujo,
la dejaron sin raíces
hasta nacerla de nuevo.

Ahora es la joven de cuerpo sinuoso 
donde madruga el bello rasgo oriental.
Y otro clavo del destino:
la piel cetrina que inventa el rechazo.

Lo siente como daga invisible
que le lanzan todos los ojos.
Lenta cae una lágrima
hasta doblar la esquina:
 “¿Por qué estos brazos color mugriento?
Soy cucaracha entre mariposas.
Quiero ser blanca, como de aquí”.

Abraza esa piel macerada en sol.
Te  esculpieron como diosa de dos mundos,
llevas dentro un mosaico de azahar.
Si miras en el fondo de tu espejo

con certeza
                un caballito de mar
                                           viene nadando
              en tu futuro. 

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